El huerto es a la vez fuente de alimento y un aula práctica fundamental para los niños de Dunia ya Heri. Allí cultivan, con supervisión, verduras frescas como tomates, judías, maíz, pimientos, cebollas, calabazas y pepinos, que se usan directamente en la cocina. Cada alumno dispone de una parcela de cuatro metros cuadrados, de la que es totalmente responsable: riego por la mañana y por la tarde, y control de plagas con aceite natural de neem. Los primeros éxitos con tomates maduros y girasoles en flor llenan de orgullo a los niños. Algunos, con espíritu emprendedor, desean vender su cosecha a la cocina para aumentar su bolsillo, mientras que otros regalan parte de la producción a familias necesitadas del pueblo.